Terapia psicológica para jóvenes
La transición a la vida adulta está llena de oportunidades, pero también de dudas, exigencias y decisiones importantes.
María Fernández - Psicóloga y directora de El Nido y El Vuelo
¿Por qué una terapia específica para jóvenes adultos?
Esta etapa vital, no es solo un “puente” hacia la adultez plena: es el momento en el que se consolidan muchas partes fundamentales de nuestra identidad y forma de estar en el mundo. Es también una etapa de gran vulnerabilidad emocional.
Quizás estés viviendo alguna de estas situaciones:
Dificultades para tomar decisiones importantes.
Cambios bruscos en tus relaciones, estudios o trabajo.
Ansiedad, inseguridad o sensación de estar perdido/a.
Problemas familiares, de pareja o relaciones tóxicas.
Miedo al fracaso, presión por “llegar” a algún lugar sin saber exactamente a dónde.
En la terapia te ofrecemos un espacio seguro y libre de juicios donde poder parar, pensar y escucharte. Un lugar donde descubrir recursos internos que quizás aún no sabías que tenías.
En El Nido y el Vuelo, te ofrecemos un acompañamiento psicológico cálido, profesional y adaptado a ti. Un lugar donde parar, respirar y reconectar contigo mismo/a para poder avanzar.
¿Con qué dificultades trabajamos con los jóvenes en terapia?
Dificultades Emocionales y Gestión de Ansiedad.
Muchos jóvenes experimentan episodios de ansiedad, nerviosismo, ataques de pánico o preocupaciones excesivas que afectan a su vida diaria.
Las dificultades emocionales, así como la ansiedad y la depresión son ejemplos comunes entre los jóvenes que atraviesan cambios significativos en sus vidas.
Problemas de Pareja, Amistades o Relaciones Tóxicas
Las relaciones interpersonales juveniles pueden presentar desafíos, como rupturas, conflictos o relaciones tóxicas. Proporcionamos un espacio seguro para explorar y comprender estas situaciones. A través de la terapia, fomentamos la construcción de relaciones saludables basadas en el respeto mutuo y la comunicación abierta, promoviendo habilidades sociales, asertividad y límites saludables.
Baja autoestima o inseguridad
Pueden limitar el desarrollo personal y social, afectando a la capacidad de los jóvenes de enfrentarse a desafíos.
Trabajamos en fortalecer la autoconfianza, promoviendo la aceptación de uno mismo y el reconocimiento de las propias fortalezas. La inseguridad puede aparecer con el propio cuerpo y aspecto físico, con la toma de decisiones, como sentirse suficientemente capaz de conseguir algo….
Relaciones Familiares Complicadas
Las dificultades en la comunicación, disputas o cambios en la dinámica familiar son comunes en esta etapa, lo que puede suponer una fuente de estrés y conflicto.
Facilitamos espacios de diálogo y comprensión mutua, y en algunos casos, realizamos terapia familiar para mejorar la relación y resolver conflictos.
Dudas e Inseguridades sobre el Futuro Profesional y Académico
La incertidumbre respecto a la elección de carrera, estudios o metas profesionales genera ansiedad y dudas.
Acompañamos en el proceso de autodescubrimiento, exploración de intereses y toma de decisiones
Estrés por Estudios, Universidad y Toma de Decisiones
El estrés relacionado con los estudios y la toma de decisiones importantes puede ser abrumador.
¿Por qué es tan importante que los jóvenes cuiden su salud mental?
Ser joven adulto no es solo cumplir años. Es construir tu identidad, empezar a tomar decisiones clave y, muchas veces, afrontar presiones externas e internas que no siempre sabes cómo gestionar.
«Invertir en tu bienestar emocional hoy es el mayor acto de amor hacia tu yo del futuro.»
En este momento tan crucial, contar con un espacio terapéutico puede marcar la diferencia. Porque no tienes que tenerlo todo claro, pero sí puedes tener un lugar donde entenderte, escucharte y descubrir qué quieres para ti.
¿Qué beneficios tiene?
La terapia para jóvenes adultos ofrece un espacio seguro para conocerte mejor, fortalecer tu autoestima, gestionar emociones como la ansiedad o el estrés, y tomar decisiones con mayor claridad. También te ayuda a mejorar tus relaciones, afrontar cambios importantes con más seguridad y construir una vida más consciente y alineada con tus valores.
«Ser joven no significa tener todas las respuestas, sino el coraje de empezar a buscarlas.»
Un enfoque integrador en psicoterapia:
combinamos lo mejor de diferentes terapias para jóvenes
En El Nido y el Vuelo trabajamos desde un enfoque integrador, combinando distintas técnicas y teorías psicológicas para ofrecerte un tratamiento realmente personalizado.
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) (para jóvenes)
Esta terapia ayuda a los jóvenes a entender cómo sus pensamientos influyen en cómo se sienten y actúan. Trabajamos en identificar ideas negativas o poco realistas —como “todos me van a juzgar” o “seguro lo haré mal”— y a transformarlas por otras ideas más equilibradas. También se enseña a desarrollar nuevas formas de actuar que les ayuden a sentirse más seguros y capaces.
Ejemplo: Un joven que enfrenta ansiedad social aprende a desafiar pensamientos distorsionados ya practicar habilidades sociales en un entorno seguro.
Analiza las relaciones y dinámicas familiares o sociales que influyen en el bienestar de la persona.
Ejemplo: Una joven que tiene dificultades en su relación con la familia podemos trabajar en entender cómo las dinámicas familiares afectan su comportamiento y aprender formas de mejorar esas relaciones.
Esta terapia te ayuda a dejar de pelear con tus pensamientos y emociones difíciles, y a empezar a tomar decisiones basadas en lo que realmente te importa.
Ejemplo:
Imagina un joven adulto que, aunque desea avanzar en su carrera, evita enviar su currículum o acudir a entrevistas porque el miedo al rechazo y la autocrítica le paralizan.
En ACT trabajamos para que pueda reconocer esos pensamientos («no soy suficientemente bueno», «voy a fallar») sin dejar que lo dominen. A través del acompañamiento terapéutico, aprende a convivir con el miedo sin que lo detenga, y comienza a dar pasos alineados con sus valores, como el crecimiento profesional, la autonomía o el desarrollo personal. Aunque el miedo siga presente a veces, ya no lo define.
EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares)
EMDR es una terapia especialmente útil cuando hay recuerdos difíciles que siguen doliendo o interfiriendo en el presente. A través de movimientos oculares guiados (o estimulación bilateral), se ayuda al cerebro a “reprocesar” esas experiencias, como si se ordenaran internamente, reduciendo la carga emocional que arrastran.
Ejemplo:
Imagina a un joven que, tras una ruptura sentimental muy intensa y conflictiva, ha desarrollado un miedo persistente a iniciar nuevas relaciones. Aunque racionalmente sabe que no todas las personas son iguales, algo dentro de él se activa cada vez que siente conexión emocional con alguien, llevándolo a alejarse o sabotear la relación.
Con EMDR trabajamos directamente con las emociones, sensaciones corporales y recuerdos asociados a esa experiencia pasada. A través de la estimulación bilateral (como movimientos oculares guiados), el cerebro puede reprocesar lo vivido, reduciendo su intensidad emocional. Así, ese recuerdo deja de ser una carga que condiciona su presente y le permite volver a relacionarse desde un lugar más libre y seguro.
IFS (Sistema de Familia Interna)
Esta terapia ayuda a los adolescentes a explorar su mundo interior, como si dentro de ellos vivieran diferentes «partes» con distintas emociones, necesidades o formas de protegerse. En lugar de juzgar esas voces internas —como la parte que se enfada, la que se esconde, la que duda o la que quiere complacer—, aprendemos a escucharlas y entender qué necesitan.
Ejemplo:
Imagina una adolescente que, por un lado, quiere ser más independiente, salir, tomar decisiones… pero al mismo tiempo siente un miedo profundo a quedarse sola o no ser suficiente. En IFS trabajamos con esas dos partes que parecen estar en conflicto. No se trata de eliminar una ni de elegir entre ellas, sino de darles espacio, escuchar lo que quieren decir, y ayudar a que puedan convivir en equilibrio. Eso trae calma, claridad y una forma más amable de relacionarse consigo misma.
El cuerpo también guarda nuestras emociones. A veces, lo que no decimos con palabras, lo expresamos con tensión, molestias físicas o sensación de “bloqueo”. La terapia psicocorporal te ayuda a reconectar con tu cuerpo para comprender mejor lo que estás sintiendo y liberar cargas emocionales.
Ejemplo:
Imagina a una joven adulta que llega a consulta sintiéndose constantemente nerviosa y agotada, con presión en el pecho y tensión en el cuello, aunque no sepa “por qué está tan estresada”. A través de la terapia psicocorporal empezamos a explorar esas sensaciones físicas, observando cómo se relacionan con emociones que tal vez no ha podido expresar: miedo, tristeza, rabia…
Mediante técnicas como la respiración consciente, el movimiento, el contacto con el cuerpo y la atención plena a las sensaciones, esta joven empieza a desbloquear lo que su cuerpo había estado sosteniendo en silencio. Aprende a escucharse desde otro lugar y a cuidar su bienestar de forma más integral.
«El cuerpo no miente: cuando lo escuchamos, nos dice todo lo que necesitamos saber.»
Terapia Psicodinámica
A veces, lo que vivimos en el presente tiene raíces más profundas de lo que imaginamos. La terapia psicodinámica te ayuda a mirar hacia dentro y hacia atrás para comprender por qué sientes, piensas o actúas de cierta manera, y así poder transformar esos patrones.
Ejemplo:
Imagina a un joven adulto que se siente frustrado en sus relaciones: repite una y otra vez el mismo tipo de vínculos, se apega rápidamente o se aleja sin saber bien por qué. En la terapia psicodinámica exploramos su historia personal y emocional, incluyendo experiencias de la infancia, vínculos familiares y emociones no resueltas.
A medida que toma conciencia de esos patrones y de cómo fueron formándose, puede empezar a construir relaciones más sanas, actuar de forma más libre y dejar de reaccionar desde viejas heridas.
«Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, seguirá dirigiendo tu vida y lo llamarás destino.» – Carl Jung
Vivimos en una época de prisas, comparación constante y sobrecarga mental. El mindfulness nos invita a parar, respirar y estar presentes, sin juzgar lo que sentimos ni intentar cambiarlo. Es una herramienta poderosa para jóvenes adultos que quieren aprender a gestionar el estrés, la ansiedad o simplemente reconectar consigo mismos.
Ejemplo:
Imagina a un joven que se exige mucho, siempre está pendiente de hacerlo todo bien y vive con la sensación de que “nunca es suficiente”. En consulta, a través del mindfulness, aprende a observar sus pensamientos sin dejarse arrastrar por ellos, a identificar lo que siente en el cuerpo y a volver al presente, aunque su mente quiera llevarlo al pasado o al futuro.
Practicando la atención plena, poco a poco cultiva una mirada más compasiva hacia sí mismo y descubre que no tiene que reaccionar automáticamente ante todo lo que piensa o siente. Puede elegir cómo responder.
«Estar presente no cambia lo que ocurre, pero cambia la forma en que lo vives.»