Pensamientos suicidas en adolescentes: Cómo Identificar Signos

enero 24, 2024
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El suicidio es una amenaza particularmente grave para los jóvenes, siendo la principal causa de muerte no natural en este grupo de edad. Las estadísticas muestran un aumento alarmante del suicidio en jóvenes, con un incremento de casi el 50% desde 2004. Por lo tanto, es crucial poder reconocer los indicadores de riesgo que podrían sugerir que un joven está teniendo pensamientos suicidas y tomar medidas preventivas de inmediato. La detección precoz de estos indicadores y una intervención rápida son esenciales para evitar estos sucesos desgarradores.

¿Cuáles son los factores de riesgo más comunes que llevan a los pensamientos suicidas?

El suicidio en adolescentes es un problema complejo y multifacético que puede ser influenciado por una variedad de factores, tanto médicos como físicos, emocionales y vitales. Entre estos factores, se encuentran las enfermedades mentales, como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar o el trastorno de límite de la personalidad. Estos trastornos pueden hacer que los adolescentes se sientan abrumados por sus emociones, lo que puede incrementar el riesgo de una muerte por suicidio.

Estrés, ansiedad y consumo de sustancias.

Además, los cambios físicos y hormonales que ocurren durante la pubertad, así como las enfermedades crónicas, pueden aumentar el estrés y la ansiedad en los adolescentes, lo que puede contribuir a los pensamientos suicidas. Del mismo modo, los trastornos por consumo de sustancias pueden aumentar el riesgo de suicidio, ya que pueden exacerbar los problemas de salud mental existentes y pueden llevar a los adolescentes a tomar decisiones impulsivas..

Maltrato y violencia

El maltrato físico, el abuso sexual y la violencia también pueden aumentar el riesgo de suicidio en los adolescentes. Estas experiencias pueden llevar a los adolescentes a sentirse impotentes y desesperados, lo que puede aumentar su riesgo de suicidio. Además, el acoso, tanto en persona como en línea, puede hacer que los adolescentes se sientan aislados y sin apoyo, lo que puede aumentar su riesgo de suicidio.

Identidad de género

Los adolescentes que se identifican como de género diverso también pueden tener un mayor riesgo de suicidio, especialmente si enfrentan acoso escolar o conflictos familiares o sociales debido a su identidad de género.

¿Qué señales pueden indicar que un adolescente tiene pensamientos suicidas?

Es crucial prestar atención a ciertos indicadores que pueden insinuar que un adolescente está contemplando la idea del suicidio.

Expresiones verbales de pensamientos suicidas

Un adolescente puede expresar verbalmente o por escrito pensamientos suicidas, haciendo afirmaciones como “voy a quitarme la vida” o “pronto dejaré de ser una carga para ti”.

Un adolescente que está considerando el suicidio puede comenzar a regalar sus pertenencias o a hacer preparativos para su muerte, como resolver asuntos pendientes o despedirse de personas cercanas.

Aislamiento

El aislamiento de amigos y familiares, así como la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, pueden ser indicativos de pensamientos suicidas. Los cambios bruscos e inesperados en el estado de ánimo y el comportamiento también pueden ser señales de alerta.

Comportamiento agitado

Un adolescente que está lidiando con pensamientos suicidas puede mostrar un comportamiento agitado, ansioso o estresado de manera exagerada. Puede hacer comentarios alarmantes como “no tengo propósito en este mundo”, “estarías mejor sin mí”, “mi sufrimiento pronto terminará”, “no seré tu problema por mucho tiempo más”, “estoy cansado de luchar en la vida”, entre otros.

Estado de ánimo bajo

La desesperanza acerca del futuro y los pensamientos catastrofistas como “la vida no vale la pena” o “nada va a cambiar” pueden ser indicativos de pensamientos suicidas. La falta de proyectos vitales a corto o medio plazo o la sensación de que la vida no tiene sentido también pueden ser señales de alerta.

Un estado de ánimo bajo, sentimientos de tristeza, minusvalía y baja autoestima pueden ser indicativos de pensamientos suicidas. Las molestias o dolencias físicas asociadas a problemas emocionales también pueden ser señales de alerta.

¿Qué hacer si se detecta que un adolescente tiene pensamientos suicidas?

Si se sospecha que un adolescente está pensando en el suicidio, lo primero que hay que hacer es no dejarlo solo y buscar ayuda profesional lo antes posible. Se puede contactar con el médico de cabecera, con un psicólogo o psiquiatra, con un servicio de urgencias o con una línea telefónica especializada en prevención del suicidio.

Además, es importante mostrarle apoyo y comprensión, escucharlo sin juzgarlo ni minimizar sus problemas, expresarle que se le quiere y se le valora, y animarlo a que busque soluciones alternativas al suicidio. También se le puede preguntar directamente si está pensando en el suicidio, ya que esto no aumenta el riesgo, sino que puede ayudar a aliviar su angustia y a establecer una comunicación honesta.

Por otro lado, es conveniente retirar los medios de suicidio que pueda tener a su alcance, como armas, medicamentos, cuchillos, etc. y vigilar su conducta para detectar cualquier cambio o intento de suicidio.

¿Cómo prevenir?

La prevención del suicidio en adolescentes es una responsabilidad compartida que recae en todos los miembros de la sociedad, incluyendo a las familias, las instituciones educativas, los profesionales de la salud y los medios de comunicación. Este esfuerzo colectivo se centra en una serie de medidas preventivas que buscan abordar este problema desde diferentes ángulos.

Desarrollo de habilidades emocionales

Una de las primeras medidas es el fomento de la salud mental en los adolescentes. Esto implica promover el desarrollo de habilidades emocionales, sociales y de resolución de problemas. Se busca fortalecer la autoestima de los jóvenes y fomentar su sentido de pertenencia a la comunidad. Este enfoque integral ayuda a los adolescentes a manejar mejor el estrés y las emociones negativas, lo que puede reducir su vulnerabilidad al suicidio.

Detección temprana de los pensamientos suicidas

Otra medida crucial es la detección temprana y el tratamiento de las enfermedades mentales y los trastornos por consumo de sustancias adictivas en los adolescentes. Los profesionales de la salud juegan un papel vital en este aspecto, proporcionando una atención integral y personalizada a los jóvenes en riesgo. La intervención temprana puede prevenir la escalada de estos trastornos y reducir el riesgo de suicidio.

La educación sobre el suicidio también es fundamental. Es importante romper el tabú y el estigma asociados al suicidio, proporcionando información precisa y responsable sobre sus causas, consecuencias y formas de ayuda. La educación puede ayudar a los adolescentes a entender mejor el suicidio y a buscar ayuda cuando la necesiten.

Redes de apoyo donde los adolescentes puedan expresarse

Además, es esencial crear redes de apoyo para los adolescentes en riesgo de suicidio. Esto implica facilitar el acceso a recursos asistenciales, sociales y comunitarios, y fomentar la participación y la integración de los jóvenes en la sociedad. Las redes de apoyo pueden proporcionar a los adolescentes un entorno seguro y comprensivo donde puedan expresar sus sentimientos y recibir ayuda.

Por último, es importante proteger a los adolescentes de la exposición al suicidio. Esto incluye evitar la imitación o el contagio, y ofrecer un acompañamiento adecuado a los supervivientes o afectados por el suicidio de un ser querido. La protección puede ayudar a los adolescentes a lidiar con el trauma y a recuperarse de la pérdida.

El suicidio en adolescentes es un problema grave, pero es posible prevenirlo. Estar atentos a las señales de alerta, buscar ayuda profesional y mostrar apoyo y comprensión son claves para salvar vidas.

No estás o estáis solos…

Si eres un adolescente que estás lidiando con pensamientos suicidas, o si tu hijo o hija o un familiar está en esta situación, es importante que sepas que no estás solo. Existen personas y organizaciones dispuestas a ayudarte. No dudes en pedir ayuda, ya sea a un amigo de confianza, a un familiar, a un profesor o a un profesional de la salud mental. Recuerda, siempre hay una salida y existen múltiples opciones para superar el dolor que estás experimentando.

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